Dejemos las mentiritas de lado. Quien una vez supo decir “un clavo no saca a otro clavo” poco sabía de la complejidad de la experiencia humana y los sentimientos. Somos seres sociales. Nos necesitamos para no morir de soledad. Y el que esté libre de haber comprado clavos -para salvarse del puente, el río y el salto- que tire la primera piedra. Cuántas veces nos encontramos con que la vida nos cambia los planes. Es decir: las personas. Y entonces nuevos desafíos y aventuras. Eso no se elige. No se busca. No se festeja. Simplemente acontece. Como quien se cambia de sombrero. Y sí, claro. Hay que sufrir primero. La pregunta es: ¿Y si no es necesario? ¿Si el clavo no fuese clavo sino algodón? ¿Aceptaríamos la suavidad o nos empeñaríamos en ir a buscar un martillo?
🖊️ Agustina Ferrand
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