domingo, 4 de mayo de 2025

si llevo el ala significativa en mi pecho estoy diciendo algo

No podemos soltar todo a la primera en que algo no anda bien, a la primera en que algo no sale como nosotros esperábamos. Sino… ¿qué somos? ¿escapistas?

Me parece que si llevo el ala significativa en mi pecho estoy diciendo algo. Y ese algo puede que sea: “Estoy aterrada y hermoseada. Construir me encanta y al mismo tiempo me dá pánico”.

Funciono súper bien cuando amo y estoy enamorada. Pero no todo es color rosa, por más que sea el mejor color para dar la bienvenida. Y los desafíos vendrán, las diferencias también. Entonces habrá que hacer tripa y corazón, detenerse, aceptar y confiar. 

Que, como decía el Gonza, “lo que antes era perfecto ahora es real”. Y la realidad tiene sus asperezas, sus situaciones incómodas, su sabor agridulce a veces. No es como imaginar donde vos pones todo en el lugar que más te gusta y se acabó el asunto.

Esto no termina. Esto es infinito. Un nuevo día, una nueva oportunidad, un nuevo desafío. ¿Qué hago? ¿Sigo comprando ladrillos? ¿Quiero una mansión o una casa sencilla con una mesa redonda y el suficiente verde como para no sentirme un pavimento?

¿Te doy el suficiente amor como para que no te sientas de lo peor? ¿Sabés lo que me incomoda? ¿Parimos, gracias a la vida, alguna verdad?

O como decía La Lauri: “¿Te acordás con qué ojos no te quiero volver a mirar?”

Amar es riesgo. Por mucho que nos esforcemos en que sólo sea felicidad y paz. Y también es un trabajo de hormiga. No existe tal cosa como llegar al hormiguero y descansar.

Amar es estar 24/7 en estado de búsqueda constante. ¿Y qué buscamos? Probablemente el fuego que soñamos, la desnudez acertada, el movimiento indicado, los presentes que nada tienen que ver con el pasado.

Amar es hacer lugar, recordando a Maturana. O nada más alocado que salir del árbol, como bien lo dijo Mauro. 

¡Y hay tantas maneras de amar como parejitas habitan en éste mundo! Quizá el modo sea asumir que creamos – y si no lo hacemos… deberíamos - un nuevo lenguaje, un nuevo código, algo tuyo y algo mío. Y yo me quedo besando tus pecas, y vos te quedás admirando mis ojos. 

Y puede que mate a mi madre en el camino, como recomendó el poeta. Y entonces me toque descubrirte, anidar en vos, elegirte cada día.

🖊️ Agustina Ferrand



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡descubrí que era mujer!

Descubrí que era mujer el día que descubrí que no podía hacer otra cosa más que entregarme, abrirme, crear y cuidar algo -o mucho- por encim...