miércoles, 30 de julio de 2025

no cometas el crimen, mujer, si no vas a cumplir la condena

Nadie quiere pagar la condena. Por eso nadie comete el crimen. Guardamos las pistolitas y no decimos ni "mu". Porque es más cómodo. Más fácil. Nadie quiere cambiar, para poder invadir. Nadie quiere invadir, porque puede que seamos un reclamo hecho persona. Nadie quiere reclamar, porque puede que nos asuste lo que vendrá después del reclamo. Hete aquí los tiempos que corren: somos agua, muerta de líquido y amor, en la heladera. Cubitos, que agonizan de frío, en la cubetera. Soldados de nadie, en guerras propias y ajenas. En tu defensa diré, palomita, que nunca pedí otra cosa que no sea el desastre que veía. Quizá porque yo también quería que no pidas otra cosa que no sea mi desastre. ¿Cuándo se está preparado para entrar por la puerta o la ventana? ¿Qué es lo que me quiero llevar de ese cuerpo o de esa casa? ¿Puedo ofrecer algún futuro posible? ¿O no que el futuro es un ultimátum de presentes y gratitudes al pasado? ¿Y si en realidad no tengo que estar preparado sino dispuesto y entregado? ¿Y si estar dispuesto y entregado, después de todo, no es otra cosa que hacer guardia cuando el otro está herido? ¿Y si a la herida no se la hicimos nosotros, pero aún así somos bálsamo y aguardamos? Hete aquí otra sentencia: Quien quiera cambios afuera deberá cambiarse primero a sí mismo. Quien primero se cambie a sí mismo modificará, en consecuencia, el mundo que le rodea. Y aunque intuyo que todo esto no es más que una mirada desde la azotea, también bajo a la calle y apunto a las estrellas. No sólo porque la sonrisa se dibuja. Sino porque todavía tengo fibrones, euforia y paciencia. Que no por ser contradictorios no trabajan muy bien en compañía. Entonces adivino el pellejo por debajo del detalle. Y me declaro vencedora y vencida, por haber limpiado los zapatos. Acto seguido gambeteo en el asfalto y en el barro. Por puro desear, nomás, que se muevan las antenas. Si la paloma pensara en su futuro ¿haría silencio y prendería una vela? ¿O nunca volvería para ver si el hechizo la termina hechizando? Son cosas que (nos) abruman pero que también (nos) despiertan. Allí donde haya una mano debajo de otra mano habrá un gualicho, pero también un pacto. Hete aquí el juego y el jugado.

🖊️ Agustina Ferrand 

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