El 10 de Octubre fue el “Día de la Salud Mental”. Y es tan necesario visibilizar nuestra realidad. Y digo “nuestra” porque a los 22 años fui diagnosticada con “Esquizofrenia” y al día de hoy lo sigo ocultando lo más que puedo. Es tan enorme el prejuicio y la distancia que toman las personas cuando se enteran, que sólo resta “fingir cordura” y que nadie se entere de lo mucho que sufrís.
Pero a veces me canso y me dan ganas de gritar a viva voz que más que necesitar ayuda terapéutica deseo tener la vida que puede tener cualquiera. No sé lo que es vivir sin voces que me hablen todo el tiempo.
Hace un tiempo ya que dejé de tener alucinaciones visuales, por suerte y medicación mediante. Porque no son nada lindas. Y no hace mucho me enteré que mi tía paterna también padecía esta enfermedad y dejó esta vida muy joven, por voluntad propia.
Quien sufre “Esquizofrenia” o “Psicosis”, lo que al Psiquiatra le parezca más justo, no sabe lo que es tener interacciones libres de una nube negra que se come todo. Claro, la nube es invisible. Hete aquí el problema.
Por eso necesitamos ser cada vez más los que, en vez de ocultarnos, nos paramos y decimos: SI ME VAS A QUERER QUERÉME CON BICHOS. Queréme con estos arranques de gritos y desconfianzas. Y sobre todo creéme cuando te cuento que tengo un comentarista instalado en el cerebro. Y a veces no sé si es él o yo quien decide sobre lo que hago.
Puedo tener gran lucidez para comunicar mensajes pero no para llevar una vida social amable, por ejemplo. Me refugio desde siempre en la poesía – y ahora en el estudio - porque es ahí donde encuentro libertad y verdadera calma. Además de autoestima y una mejora en mi vida cotidiana.
Pero es tan grande, oscura y vertiginosa la nube que puede invadir mi cabeza que, a veces, siento que voy a morir sola y rodeada de gatos. Que nunca voy a tener novio o novia. O que quizá jamás recupere mi vida sexual.
Es muy íntimo y jugado lo que digo. Pero no es para nada una mala oportunidad para recordar que la “Salud Mental” es un derecho de todos y que si no seguís el tratamiento a pie juntillas vienen recaídas graves que te empeoran la vida. Ojalá en vez de juzgar y joder con eso de “mi momento más esquizo” que tan popular se hizo, pensáramos que para muchos no es un chiste y salimos todos los días a la vida a pelearla, igual que vos, repletos de bichos que nos atormentan y pican. Y que nuestra esperanza de vida, además, es muy corta.
Así que nada, ojalá me equivoque y llueva amor por todas partes. Porque a eso no te lo receta el médico. Pero, para sufrir menos, siempre es la clave. Menos prejuicio, mundo, y más averiguar de qué manera puedo abordar lo distinto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario