viernes, 27 de diciembre de 2024

cada vez que hablo con "la flor"

Siempre que hablo con "la Flor" hablo de lo justo y necesario. Es decir: de lo que más nos apremia o nos convoca. Ambas compartimos lo mucho que hemos cambiado y probablemente, nos guste o no, seguiremos cambiando. Estamos hablando del paso del tiempo, sin duda. Que a todas y a todos de alguna manera nos llega.

¿Entonces las rodillas están crujiendo más de lo normal? ¿Y la espalda duele? ¿Y los sobrinos y los hermanos crecen y ya no nos hacen dibujos como antes? ¡Ay, entonces significa que a su cuerpo le llegó la hora de recordar lo andado! O por qué no... de andar lo recordado.

Es que uno se pasa la vida entera tratando de buscar esa misma luz que alguna vez supo encontrar. Y en eso se nos van los días, además de las obligaciones de ser adulto, claro. Hago la lloración y sigo hablando. ¡Nada como el primer amor para saber que amamos! Y que estuvo lleno de luchas, por supuesto. Luchas terribles y excesivamente hermosas.

Es chistoso. Ahora hasta parece que está de moda ser gay o bisexual. O quizá se visibiliza más. Seguro sea eso, sí, la visibilidad. Pero en mi época de adolescente de eso no se hablaba y si lo hacías estabas fuera de la ley o se te burlaban, cual chancho al que no hay que arrojarle flores nuestras.

¡Cuánta crueldad debe soportar un adolescente sensible, desde que el mundo es mundo!

El otro día leía a Juan Solá y él decía que "escribe lo que, generalmente, le hubiese gustado o le gustaría leer", además de agregar que es "su lector más crítico". Comparto eso con Juan.

Y también entiendo a Flor cuando dice no reconocerse en el espejo o estar cinco horas para sacarse una fucking selfie. + 30 presentarse: ¡Somos la última generación en vivir nuestra infancia lejos de los celulares! Quizá por eso seguimos levantando la mirada y apreciando el cielo. Y quizá sea eso lo que queremos contagiar cuando alguien nos pregunta "¿qué clase de legado querés dejar?"

Ay, es que la gran mayoría no fue padre, ni madre, entonces se enreda en otros niños, en otros gatos, en otros perros. Y creemos, por la misma presión social, que somos algo "sin arreglo". Y lo que es aún más verdadero: rezamos para no llegar a viejos y que sólo se escuchen ecos eternos.

🖊️ Agustina Ferrand

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