Me pregunto entonces, después de haber hecho cientos de locuras en nombre de “el amor” -entre ellas “viajes desesperados”-, si también soy merecedora de que alguien pise firme en el mismo suelo que estoy pisando. Y que bajen claramente los besos, aunque demoren, al ras de los pájaros.
Pienso en todo esto y advierto sin nada de risa que me siento un Avioncito, eh. No me causa gracia quedarme sola, de este lado del charco. Y si alguien simula ser balsa no le creo. Lo que yo estoy esperando no vendrá remando.
A quien yo espero no hace falta pedirle un ápice de balsa. Siento que todavía está en el banco de mi vereda. Cual si fuese un retrato, *perdón*, quise decir “relato”. ¡Si desde que vino aquel día ella todo el tiempo se siguió contando!
Por favor… que alguien nos concluya con un “fueron felices por siempre…” más aún cuando ya no exista tal cosa como una página en blanco.
🖊️ Agustina Ferrand
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