Me cuesta imaginarme siendo una "señora mayor". Me preocupa no tener hijos, pero me alivia saber que quizá no es el momento. Hay que darles un lugar seguro, estable y amoroso a los que vienen viniendo. Pienso cada día de mi vida en eso. ¿Algún día podré tener una casa como "esa casa que una vez visité"? ¿Y decirle a Clarita, la chica que me ayuda con el orden, que mañana le aumento el sueldo? Me pregunto si podré tener los suficientes billetes para darle al trapito y al mesero. Aunque ahora ni siquiera haya trapitos. Porque, encima de males, les quitaron el trabajo. Me cuesta imaginar que mi pequeño refugio en algún momento no se partirá en dos. Por caída de ramas o por un cimiento mal hecho. Me preocupo por mi padre, que está viejo. Y a quien no puedo llamar bajo ninguna circunstancia para que pase a buscarme por lugares. Porque sí. Cuando salgo a la calle, en este mundo, siendo mujer siento miedo. Y las contracturas en la espalda, más de una ausencia, son por eso. Me preocupa todo lo que no puedo confiarle a mi madre, ni a mi hermana, ni a mis compañeros de camino. Me cuesta imaginarme siendo una "señora mayor" porque seguramente ande en algún club o café literario, compartiendo con otros mayores como yo esa pasión irrefutable por mezclar palabras con palabras. Pero si tengo suerte... alguna jovencita me recordará y se acercará a mí con emoción y alegría. Me siento orgullosa de ser poeta. Aunque ser poeta te permite vivir apenas y "a penas". Lo que se dice: una vida muy austera. Nadie me lo advirtió. Nadie me dijo "cargarás con esa cruz". Yo simplemente ví papeles y empecé a llenarlos. Y mientras los iba llenando pude descubrir que, claramente, tenían un sentido. No sé quién voy a ser cuando ya no pueda sentarme chinito, cuando no sepa hacer amigos, cuando mi perro se haya muerto, cuando por fin conviva con un gato. Pero ahora tengo esto y doy lo mejor. Duermo como puedo dormir y canto siempre que siento al amor cerquita, cual colibrí. No sé si de acá a 10 años existirá Instagram y las plataformas que usamos. Pero hoy estoy acá. Y aunque sólo tenga un par de zapatillas y la misma ropa desde hace años... sé que lo mejor de mí está aferrado a mis huesos.
no seré Gloria pero tengo algo de fuerza: pudiendo ser policía elegí ser payaso, pudiendo ser puta elegí ser poeta
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