domingo, 3 de agosto de 2025

en tu defensa diré:

En tu defensa diré que nunca me mentiste ni fingiste ser algo que no eras. Todo lo contrario: hasta te esforzaste por ser clara conmigo, sin lastimarme.

Sin embargo te pedí hasta lo que no tenías, en los momentos -y lugares- más olvidables de tu vida. Y fui yo la que hizo locuras en tu nombre. Perdiendo, desdichadamente, hasta el mío en el camino.

Es por eso que no sos una más del montón y nunca lo serás. Porque ardiste pisando fuerte en el encuentro número uno, hace tiempo y hace lejos, activando palabras claves y otros desiertos importantes.

Nunca quise que me veas en el estado más cobarde o deplorable. Por eso fue justo y asertivo que el tiempo transcurra y lave. Para hablar entonces ya sin filtros, ni maquetas, ni posiciones, ni ataques. A cara lavada, sonrisa mediante, y con el cariño ante todo. 

No me mires con esa cara. Sé que lo que viene detrás de mí no es el vuelo. Sino el lugar donde cuelgo las alas. Por eso la incertidumbre de no saber si, ahora sí, corresponde me visites y te lleves lo que siempre nos unió, cuando me abras el libro, los ojos y el alma.

Te amo porque sé que cuando nadie te mira observas el horizonte, y te haces preguntas hondas, que te mueven de la angustia, para entrar en la cigarra. Entonces le contas al sol y también a la luna, lo que yo canto y no te sale de quién es la verborragia.

¿Por qué odiar con desmesura? ¡Si nadie tiene la culpa! Y aún así -o a pesar de- cantamos una y mil serenatas. 

Mejor no te preguntes si podrás. Que yo tampoco voy a preguntarme si puedo. A ésta altura del partido ya sabemos del presente y del pasado. Y el futuro es una oferta que se paga en cuotas incómodas. Como todo lo que implica deseo, falta, sincronicidades y sueños.

Ayer pasé por tu casa y sigo siendo el ángel. Si me das a elegir prefiero medir los voltios cuando te veo venir, pero sobre todo cuando te veo alejarte.

🖊️ Agustina Ferramd

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